Mártires

Puedes pensar que los mártires del cristianismo son cosa del pasado, del mundo antiguo, y que hoy nadie (o casi nadie) llegaría al punto de morir por su fe. Si piensas eso, te equivocas. Quizá no lo sabes porque vives en Occidente y llevas una vida relativamente cómoda, sin mayores sobresaltos. A lo más, eres testigo o partícipe en unas cuantas riñas teológicas en las redes sociales. Por ahí que recibes insultos, burlas y desprecio de parte de ateos beligerantes. Pero no estás al tanto de lo que ocurre en ciertos lugares de nuestro planeta. Sí, hoy, en pleno Siglo XXI, está muriendo mucha gente por defender sus creencias.

Por ejemplo, vemos que Nigeria es un país convulsionado y claramente hostil hacia los cristianos. Casos recientes: Lawan Andimi, pastor y miembro principal de la Asociación Cristiana de Nigeria, fue decapitado por terroristas de Boko Haram que lo habían secuestrado. En un video, estando cautivo, el pastor se dirige a su familia y le pide que no sientan pena por él, pues la voluntad de Dios debe ser respetada. Se supo después que el reverendo había sido ejecutado en el bosque de Sambisa. Dede Laugesen, director de la organización Save the Persecuted Christians, confirmó que Andimi murió no solo porque no pudieron conseguir el dinero exigido por los terroristas islámicos para su liberación, sino también porque se negó a renunciar a Jesucristo.

También en ese país africano, y casi en simultáneo con la ejecución de Lawan Andimi, el pastor luterano Dennis Baguri fue asesinado por unos pistoleros desconocidos, cuando estaba en su casa. La muerte del predicador de la Iglesia Luterana de Cristo en Nigeria fue dada a conocer por la organización internacional Christian Concern. No ha quedado descartado que este crimen haya sido perpetrado también por militantes de Boko Haram, grupo radical que ha aumentado su hostilidad hacia la comunidad cristiana desde fines del año pasado. Lo más lamentable de todo esto es que el Gobierno Nigeriano no ha respondido ante estos y muchos otros ataques, lo que mantiene hasta ahora la impunidad del grupo terrorista.

El Estado Islámico (ISIS) ha sido uno de los grupos más activos en la persecución y ejecución de cristianos en los últimos años. Y, a pesar de que su poderío ha sido mermado notablemente, en la actualidad quedan remanentes nada dispuestos a claudicar por completo. En un video reciente de la agencia de noticias Amaq (del Estado Islámico), puede apreciarse la ejecución de un cristiano nigeriano a manos de un niño ¡de 8 años! (por aberrante que parezca). El infante, parado detrás del mártir, dice las siguientes palabras: «No nos detendremos hasta que nos venguemos de toda la sangre derramada».

Antes de eso, recordemos que en Navidad once cristianos fueron ejecutados a sangre fría por el Estado Islámico (como podemos apreciar en la captura de video con la que abrimos este post).

Otro país que en la actualidad es muy hostil con quienes profesan el cristianismo es China. La persecución es tan persistente en el país asiático, que las iglesias cristianas se vieron obligadas a congregarse en la clandestinidad. Son, prácticamente, iglesias subterráneas. Pero, a diferencia de lo que ocurre en Nigeria y en otras latitudes, el ente perseguidor es nada menos que el Estado. Se ha conocido que ofrece jugosas cantidades de dinero a quienes delaten a pobladores cristianos. Se habla de más de 40 mil dólares de recompensa.

El Estado Chino ha enfocado su puntería principalmente en la Iglesia de Dios Todopoderoso. Y es que, según el Código Penal de ese país, se establece prisión para grupos considerados como sectas o cultos supersticiosos o sociedades secretas que ponen en riesgo la implementación de cualquier ley o regulación administrativa. El testimonio de una víctima de persecución es sintomática: «Nuestra fe no debería habernos convertido en delincuentes o infractores de la ley. El PCCh (Partido Comunista Chino) no solo nos ha dejado sin hogar, sino que también intenta atraparnos ofreciendo recompensas monetarias. Es sumamente malvado, es como decir que lo negro es blanco».

Pero no solo es China. No solo es Nigeria. Otros países que practican la persecución a los cristianos son: Corea del Norte, Afganistán, Somalia, Libia, Pakistán, Sudán, Yemen, Irán y la India. Lugares en donde todo creyente en Jesucristo puede llegar a ser un mártir contemporáneo.

Así, bien haríamos en orar por ellos. Bien haríamos en dejar de asociar la palabra mártir solo a la historia antigua y, más bien, entrar en la realidad de que hay mártires modernos que han decidido sostener su fe hasta el final, incluso hasta la muerte.

Del mismo modo, no se trata de ‘borrar el caset’ de la historia. En el pasado, miles de cristianos padecieron por fe: desde Esteban, quien murió lapidado, hasta los cristianos muertos en una pira, ejecutados por la Inquisición, pasando por casi todos los apóstoles de Jesús; todos ellos —excepto Juan— fueron asesinados; pasando también por los cristianos que murieron despedazados por los leones en el Coliseo Romano, para deleite del emperador de turno y sus allegados; pasando por tantos otros hombres de Dios que entregaron sus vidas por Cristo Jesús, por la verdad del evangelio, como Marcos (el evangelista), Policarpo de Esmirna o Jan Hus (uno de los precursores de la Reforma Protestante).

Pese al aterrador final que tuvieron (y que tienen en la actualidad), bienaventurados los mártires del cristianismo, pues tienen una gran promesa de Dios: «Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros» (Mateo 5:10-12).

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